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A principios de abril, el general Khalifa Haftar lanzó una ofensiva para apoderarse de Trípoli, sede del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) dirigido por Fayez al-Sarraj y reconocido por la comunidad internacional. Desde entonces, al Consejo de seguridad de la ONU le ha resultado difícil imponer un alto al fuego en Libia, presa del caos desde la caída del coronel Gadafi en 2011. El país está paralizado desde el 26 de junio, cuando el Ejército Nacional Libio (LNA) dirigido por el comandante Haftar, fue derrotado en Garian, en el suroeste de Trípoli. Los dos hombres fuertes del país se acusan mutuamente de beneficiarse del respaldo militar de las potencias extranjeras.

Antiguo oficial del ejército libanés que desertó a finales de 1980, el comandante Khalifa Haftar, nacido en 1943, recibió parte de su formación en la antigua Unión Soviética y vivió varios años en exilio en Estados Unidos, antes de regresar en 2011 a Bengasi, la gran ciudad del Este libio. Se forjó una posición gracias a sus campañas militares contra los grupos islamistas en el este y en el sur de Libia. Desde el inicio de la crisis libanesa, se ha presentado como el único hombre capaz de garantizar la estabilidad de su país y acabar con los movimientos yihadistas, discurso que resonó principalmente en París, Moscú y El Cairo, y más recientemente, en Washington. Por su parte, su rival Fayez al-Sarraj, cuenta con el apoyo de Qatar y de Turquía





Texto: Marc Daou / France 24
Foto: France 24 – AFP – Reuters
Secretaría de redacción: Cassandre Toussaint, Ratiba Hamzaoui
Gráfico y desarrollo: Studio gráfico, France Médias Monde
Jefe de redacción: Ghassan Basile
Dirección de redacción: Nabil Aouadi, Vanessa Burggraf

Todos los derechos reservados © Julio 2019
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El primer ministro libio Fayez al-Sarraj, el presidente francés Emmanuel Macron y el comandante Khalifa Haftar, en La Celle Saint-Cloud, cerca de París, el 25 de julio de 2017. AFP

FRANCIA, MEDIADOR ACUSADO DE JUGAR EN AMBOS BANDOS

PRO-HAFTAR

En 2011, Francia -en ese entonces bajo la presidencia de Nicolás Sarkozy- inició la intervención militar que provocó la caída del coronel Gadafi. Desde entonces ha sido omnipresente en Libia. Oficialmente, a nivel diplomático París apoya el proceso de paz de la ONU entre ambas partes, e incluso se posicionó como una potencia mediadora en el conflicto, organizando un reencuentro entre Khalifa Haftar y Fayez al-Sarraj en julio de 2017 y luego en mayo de 2018. En vano. Especialmente porque el GAN de Fayez al-Sarraj acusa a las autoridades francesas de estar jugando para ambos bandos en Libia y de apoyar tras bambalinas a su rival. Además, Khalifa Haftar recibió tratamiento en Francia en abril de 2018.

El Gobierno francés reconoció haberle dado informaciones al comandante Haftar, al cual considera como un aliado importante en la lucha antiterrorista y antiyihadista. En 2016, tres militares franceses murieron durante una misión de investigación en el este. Y en enero, la ofensiva el Ejército Nacional Libio en el sur del país permitió atrapar a los opositores armados del presidente de Chad Idriss Deby, el primer aliado de la Operación francesa Barkhane en el Sahel. Sin embargo, París niega todo apoyo militar al Ejército Nacional Libio en su ofensiva contra Trípoli y el presidente Emmanuel Macron pidió un alto al fuego. Aún así, la posición de Francia se vio afectada luego de que el Gobierno admitiera que se descubrieron unos misiles “fuera de uso” en una base del Ejército Nacional Libio cerca de Trípoli que les pertenecían, pero negando habérselos dado.

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El comandante Khalifa Haftar fue recibido por el presidente egipcio Abdelfatah al-Sisi el 14 de abril de 2019, en El Cairo. AFP

EGIPTO, VECINO INTERESADO

PRO-HAFTAR

El presidente egipcio Abdelfatah al-Sisi es uno de los principales aliados del comandante Haftar, apodado por sus detractores como “el Sisi libio”, por sus presuntas inclinaciones autoritarias. Pero ambos hombres comparten sobre todo una aversión tenaz por la alianza de los Hermanos Musulmanes, en la cual algunos partidos libios son aliados del GAN. Recibido en El Cairo en varias ocasiones, Haftar, que completó una parte de sus estudios en Egipto, es apoyado por el presidente Sisi en nombre de la lucha “contra los terroristas y los grupos extremistas”. El Cairo, que recientemente aplaudió “el rol del Ejército Nacional Libio en la creación de un clima propicio para las soluciones políticas”, lo percibe sobre todo como una garantía de estabilidad en el este de un país que comparte 1.100 kilómetros de frontera con Egipto.

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El príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed ben Zayed al-Nahyan y el comandante Khalifa Haftar, el 8 de julio de 2017 en Abu Dabi. AFP

EMIRATOS ÁRABES UNIDOS, ALIADOS DESDE EL COMIENZO

PRO-HAFTAR

Mucho más comprometidos que Arabia Saudita en el territorio libio, los Emiratos Árabes Unidos son, junto con Egipto, los principales aliados del comandante Haftar, quien también se opone ferozmente a los Hermanos Musulmanes, mientras que el GAN es acusado por haberse aliado con partidos y milicias islamistas declarando cofradía. Aunque Abu Dabi recientemente apeló a que “todas las partes se calmen y retomen el proceso político llevado a cabo por la ONU” en Libia, los emiratíes son acusados con frecuencia por el GAN de suministrarle armas al Ejército Nacional Libio, violando el embargo impuesto por la ONU en Libia desde 2011. El 7 de mayo, según un documento entregado al Consejo de seguridad, unos expertos de la ONU iniciaron una investigación sobre una posible implicación militar de los Emiratos Árabes Unidos, tras unos tiros de misiles Blue Arrow en abril con drones de fabricación china que equipaban al Ejército emiratí.

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El rey Salmane de Arabia Saudita y el comandante Khalifa Haftar en Riyad, el 27 de marzo de 2019. Reuters.

ARABIA SAUDITA, RESPALDO BONDADOSO

PRO-HAFTAR

Las petromonarquías del Golfo, con Arabia Saudita a la cabeza, consideran el islam político, representado por los Hermanos Musulmanes y respaldado por el rival catarí, como un enemigo de primera categoría. En el escenario libio, Riad se sitúa del lado del comandante Khalifa Haftar, quien declara ser el único escudo frente a los islamistas, acusados por los países del Golfo de haber sembrado el caos en el mundo árabe durante la ola revolucionaria de 2011. El hombre fuerte del este libanés fue recibido por el rey Salmán en persona, aunque Riad siga enfocado en la guerra en Yemen y deje a su aliado emiratí en primera línea en esta situación.

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El comandante Khalifa Haftar saliendo del Ministerio ruso de Asuntos Extranjeros en Moscú, el 29 de noviembre de 2016. AFP

RUSIA, GARANTE DIPLOMÁTICO

PRO-HAFTAR

Formado en la antigua Unión Soviética, Khalifa Haftar ha vuelto en varias ocasiones a Moscú en los últimos años. Fue reconocido oficialmente por Rusia durante una ceremonia con bombos y platillos a bordo de Kouznetsov, el portaviones ruso, en enero de 2017. El Kremlin, aun reconociendo de manera oficial, al igual que la comunidad internacional, la autoridad del GAN, frenó el 7 de abril una resolución en la ONU que le exigía a las fuerzas del comandante Haftar detener su asalto contra la capital libanesa. Los rusos consideraron que “todos las partes” debían contenerse para evitar “un baño de sangre”.

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El presidente estadounidense Donald Trump conversó por teléfono con el comandante Khalifa Haftar el 19 de abril de 2019. AFP

ESTADOS UNIDOS, EL INVITADO SORPRESA

PRO-HAFTAR

Los estadounidenses, neutros hasta este momento, recientemente cambiaron su posición en el escenario de los respaldos al comandante tras una conversación telefónica el 19 de abril entre Donald Trump y Khalifa Haftar, quien vivó varios años en exilio en Estados Unidos. Esto en virtud de “una visión en común” por un futuro democrático en Libia, según los términos de la Casa Blanca. Washington incluso aplaudió el “rol significativo del comandante Haftar en la lucha contra el terrorismo y el aseguramiento de los recursos petroleros de Libia”. Este apoyo diplomático se manifestó concretamente a principios de julio, con la decisión estadounidense de frenar una condena internacional por la sangrienta incursión en Libia contra un campo de migrantes, atribuido a las fuerzas de Khalifa Haftar por sus enemigos.

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El primer ministro italiano Giuseppe Conte (a la izquierda) y el comandante Khalifa Haftar el 12 de noviembre de 2018 en Palermo. Reuters.

ITALIA, INTERMEDIARIO EN TERRENO (PETROLERO) MINADO

NEUTRO

Italia, la antigua potencia colonial, tiene intereses muy importantes en Libia, sobre todo por su empresa de hidrocarburos Corporación Nacional de Hidrocarburos (ENI). Para que se respeten sus contratos financieros y petroleros, el Gobierno italiano apoya al jefe del GAN Fayez al-Sarraj. Los italianos, que le reprochan a Francia el papel de mediador en lo que ellos consideran como su territorio histórico, abogan por una solución política. Roma, que teme ver al gigante francés Total -uno de los principales grupos petroleros presentes en Libia- suplantar al ENI, sigue ocupándose con prudencia del comandante Haftar, quien controla la mayor parte de los campos de petróleo situados al este del país. Para la diplomacia italiana, él “es un protagonista del escenario libanés y es un interlocutor ineludible”.

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El Primer ministro turco Binali Yildirim (izq) y el Primer ministro libio Fayez al-Sarraj, durante una ceremonia oficial en Ankara, Turquía, el 8 de febrero de 2017. AFP

TURQUÍA, PADRINO MUY INVOLUCRADO

ANTI-HAFTAR

Turquía, partidario del islam político, al igual que Qatar, es un actor del conflicto libio a través de un apoyo absoluto y declarado al GAN de Fayez al-Sarraj. Este respaldo con armas, drones, vehículos y aviones, fue admitido públicamente por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, a pesar del embargo de la ONU sobre las armas, y permitió equilibrar la relación de poder ante el Ejército Nacional Libio del mariscal Haftar, quien se dirigía hacia Trípoli. Derrotado el 26 de junio en Garian, en el suroeste de Trípoli, hasta entonces en manos del Ejército Nacional Libio, el impulso de la facción del mariscal fue detenido. Acusando a Turquía de intervenir “en la lucha de manera directa: con sus soldados, sus aviones y sus navíos en el mar”, el Ejército Nacional Libanés llegó incluso a amenazar con arremeter contra los intereses turcos en Libia.

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El príncipe Tamim ben Hamad al-Thani, el 5 de diciembre de 2017. AFP

QATAR, EL PARTIDARIO ANTI-HAFTAR

ANTI-HAFTAR

Qatar, que ayudó militarmente junto con la OTAN a la caída del coronel Gadafi en 2011 y apoyó las corrientes islamistas y a los Hermanos Musulmanes libios, quiere seguir siendo una influencia en el país. Su inclinación a favor del islam político, una corriente derrotada en las legislativas libias de 2014, es incompatible con el perfil del comandante Khalifa Haftar, quien a su vez lo acusa de proveerle armas a sus rivales. “Los actos de las milicias militares bajo el comando de Haftar en Libia obstaculizan ante todo los esfuerzos internacionales a favor de un diálogo nacional libio”, acusa con frecuencia Doha. A través de su apoyo al GAN, el emiratí del gas participó en juego de poder con Arabia Saudita y sus aliados del Golfo, quienes le pusieron un embargo en junio de 2017 y que son a su vez partidarios del comandante.