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El Consejo electoral supremo turco (YSK) validó la candidatura de seis postulantes a la Presidencia del país. Si ninguno de ellos alcanza el umbral del 50% tras el escrutinio del 24 de junio, previsto para ocurrir al mismo tiempo que las legislativas, los dos candidatos que encabecen la lista se enfrentarán en una segunda vuelta, dos semanas más tarde.







Periodista
Leela Jacinto
Traducción
Katerina Sierra
Gráficos y desarrollo
Estudio Gráfico France Médias Monde

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Recep Tayyip Erdogan

El presidente que sueña con volverse hiper-presidente

Edad: 64 años
Partido: AKP (Partido de la Justicia y del Desarrollo)
Tendencia política: conservador, islamista
Alianza para las legislativas: Alianza de los pueblos
Programa: nuevas operaciones contra los elementos kurdos, reducción de las tasas de interés, lucha contra la inflación, adhesión a la UE.
Apodo: el sultán.

Recep Tayyip Erdogan – el dirigente turco más poderoso desde el padre fundador Kemal Atatürk – no ha parado de arremeter contra los fundamentos del kemalismo. Sobre todo en cuanto a la laicidad y al “Estado profundo”, un concepto que designa en Turquía el poder oculto del establecimiento militar y judicial. Logró hacer mella en el primer pilar gracias a su partido islamista AKP, que ha tenido una impresionante serie de victorias electorales desde hace 15 años, incluyendo los escrutinios locales, legislativos y presidenciales, al igual que un referendo constitucional. El desmantelamiento del “Estado profundo” se completó con la purga que tuvo como objetivo a los altos mandos del ejército luego del fallido golpe de Estado en julio 2016.

Candidato a las presidenciales del 24 de junio, Recep Tayyip Erdogan debe enfrentar varios retos. La economía, que se encontraba en la base de las victorias del AKP, está amenazada por una crisis monetaria y una inflación galopante. Semejante contexto exige un dirigente reconfortante y que tenga credibilidad en el plano económico, sin embargo, los inversionistas internacionales están más bien atemorizados por las repetidas promesas del presidente turco, quien pretende administrar personalmente la economía del país si gana un segundo mandato presidencial –este último, con nuevos poderes extendidos.

Aunque la base de la AKP no pretende abandonar a su amado líder, que ha estado en el poder por 15 años, sí ha comenzado a aparecer un cierto desánimo entre la población turca y entre el electorado. La victoria apretada y cuestionada del “sí”, tras el referendo constitucional de 2017 sobre el refuerzo de las prerrogativas presidenciales, puso en evidencia la amplitud del malestar turco en cuanto al poder de Recep Tayyip Erdogan. Este último explicó en el pasado sus victorias electorales por las derrotas crónicas que tuvo la oposición en encontrarle un oponente serio. Esta vez, la oposición se agrupó con una nueva estrategia y con nuevos dirigentes. Puede que el plebiscito con el que sueña no sea garantizado, pero el “sultán”, por ahora invencible en las urnas, ha probado en repetidas ocasiones que sabe cómo provocar la victoria.

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Muharrem Ince

El campeón de la oposición laica

Edad: 54 años
Partido: CHP (Partido republicano del Pueblo)
Tendencia política: kemalista laico, social demócrata
Alianza para las legislativas: Alianza de la Nación
Programa: Garantizar la imparcialidad del sistema judicial y de la función pública, luchar contra la corrupción y el terrorismo, relanzar la economía.
Apodo: Ince (“fino” o “refinado” en turco)

Enérgico y combativo, Muharrem Ince fue uno de los parlamentarios más tenaces del CHP, conocido por sus discursos encendidos contra la AKP, el partido en el poder. Antiguo profesor de física y química, es diputado de la provincia de Yalova, en el noroeste del país, desde 2002.

Candidato de la principal formación de la oposición, el CHP, muchas encuestas lo clasifican en segundo lugar detrás del presidente saliente, ganando un poco menos del 50% de los votos, lo que hace posible que los votantes anti-Erdogan se unan a su favor.

Como todos los candidatos de la oposición en competición, Muharrem Ince denunció la falta de exposición mediática y una campaña intimidatoria y denigrante hacia su persona. Armado con su estilo directo y sentido del humor, está mejor posicionado que sus predecesores del CHP para atacar al “sultán” Erdogan.

Este kemalista convencido nació en el seno de una familia conservadora en Yalova. Sin embargo, defendió el derecho de las mujeres funcionarias de ponerse el velo si así lo querían y pronunció discursos que tocaron sensibilidades entre los votantes musulmanes devotos.

Durante la campaña, hizo un llamado para la liberación de su rival Selahattin Demirtas, incitando públicamente al presidente Erdogan a “participar como los hombres”. Muharrem Ince incluso visitó al candidato kurdo y le prometió ser el presidente de “todos” los ciudadanos turcos, denunciando abiertamente el discurso divisor del jefe de Estado.

A Muharrem Ince le encanta particularmente lanzar dardos contra el suntuoso palacio presidencial construido a la medida por Recep Tayyip Erdogan. “Yo no viviría jamás en ese lugar”, le prometió a los votantes. “Busqué a un buen agente inmobiliario para venderlo… Pero algunos amigos se opusieron”, añadió en una tenue alusión a la tendencia del presidente actual a cederle mercados inmobiliarios a su círculo cercano, partidarios del AKP.

Falta saber si, tras las presidenciales y las legislativas, “Ince” será efectivamente capaz de decidir el destino del palacio presidencial o si deberá contentarse, una vez más, con uno de los curules de la oposición en el Parlamento.

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Meral Aksener

La “loba” que quiere tumbar a Erdogan

Edad: 61 años
Partido Iyi Parti (El Buen Partido)
Tendencia política: centro-derecha, nacionalista
Alianza para las legislativas: Alianza de la Nación
Programa: levantamiento del estado de urgencia, fin de la represión contra la oposición y la prensa, relanzar la economía, reforma a la educación.
Apodos: Asena (una loba mítica en Turquía), la Dama de hierro

Proveniente de las filas de la derecha nacionalista turca, exministra del Interior y exvicepresidente del Parlamento, Meral Aksener es una figura de la arena política nacional. Esta abuela llena de audacia supo ganarse los corazones de sus compatriotas a la hora del referendo constitucional de abril 2017, cuando rompió con la dirección de su partido, el MHP (Partido del movimiento nacionalista), para hacerle campaña al “no”. Mientras que el envejecido líder del MHP, Devlet Bahceli, decidió apoyar la propuesta del presidente Erdogan de enmendar la Constitución para expandir sus poderes, Meral Aksender, desafiando las amenazas y las intimidaciones, se destacó, convirtiéndose en una de las más fervientes militantes del “no”. Durante la campaña, su signo de unión –una bandera turca pintada sobre la palma de su mano con henna– hizo efecto. Y le permitió matar dos pájaros de un tiro: provocar con un toque de feminidad al mundo macho de la política turca y callar a sus detractores que la calificaban de subversiva o de antipatriota.

En octubre 2017, decidió formar su propio movimiento, el Partido Iyi, para enfrentarse mejor al presidente Erdogan, atacando casi todos los aspectos de su política, hasta el punto de encarnar la amenaza más grande para el hombre fuerte de Ankara. Y además, el hecho de que Meral Aksener gravite en el mismo espacio ideológico conservador y nacionalista que el jefe de Estado, hace de ella una temible rival en un país históricamente conservador.

Hija de un funcionario, Meral Aksener creció en un pueblo al oeste de Turquía y aprovechó las oportunidades que el sistema kemalista le ofrecía a las mujeres. Tras haber obtenido un doctorado en historia, fue conferencista en varias universidades del país antes de iniciar una carrera en política. A mediados de los años 1990, fue nombrada ministra del Interior en un Gobierno de coalición dirigido por el padre del islamismo político turco, Necmettin Erbakan, hasta que el ejército decide destituirla. Demostrar su firmeza ante la interferencia de los militares le permitió reforzar su credibilidad ante los islamistas turcos, entonces marginalizados.

Meral Aksener cuenta con las voces de los patriotas, de los turcos kemalistas, guardando su distancia personal de los Lobos grises, el partido de extrema derecha. Ferviente musulmana, no es una islamista y durante la campaña electoral de 2018 militó a favor de los derechos de las mujeres. Su programa para ponerle fin al estado de urgencia, deconstruir la autocracia rampante que se instala en Turquía y relanzar la economía, le permite presionar, ahí donde más le duele, a Recep Tayyip Erdogan.

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Selahattin Demirtas

Un prisionero en campaña

Edad: 45 años
Partido: HDP (Partido democrático de los pueblos)
Tendencia política: izquierda, liberal pro-minorías
Alianza para las legislativas: ninguna
Programa: transición hacia una democracia incluyente, lucha contra el desempleo y la pobreza, adhesión a la UE
Apodo: Selo, el Obama kurdo, el Mandela kurdo

Desde su celda en la prisión de Erdine, en el noroeste de Turquía, Selahattin Demirtas anunció su candidatura a las presidenciales de 2018. “Como pueden imaginarse, tengo las manos atadas aquí, escribió en una carta en la cual le hacía un llamado a sus seguidores para ayudarle a hacer campaña. Ahora son ustedes, los jóvenes, las mujeres, quienes son mis manos, mis brazos, mi voz y mi aliento”.

Ante la falta de cobertura mediática, el candidato encarcelado hizo campaña a través de las cuentas de Twitter y Facebook de su partido y por escrito, con su abogado como intermediario, contestando preguntas que le hacían los medios internacionales.

Los tiempos son duros para las figuras políticas kurdas de Turquía, quienes son el blanco de una fuerte represión cuando el presidente Erdogan se retiró del proceso de paz con el Partido de los trabajadores de Kurdistán (PKK) en 2015. Ese mismo año, el HDP pro kurdo de Selahattin Demirtas superaba por primera vez el umbral del 10% en las elecciones legislativas y entraba al Parlamento.

En noviembre 2016, fue arrestado con otra decena de diputados del DHP, entre los cuales la copresidenta del partido, Figen Yuksekdag, en la oleada de purgas desencadenadas tras el golpe de Estado fallido el 15 de julio. Acusado de “propaganda a favor de los terroristas que combatían al Estado turco”, Selahattin Demirtas, que no ha parado de negar estas acusaciones, enfrenta hasta 142 años de prisión.

El segundo de siete hermanos, hijo de un plomero kurdo, “Selo” creció en Elazig, al este de Turquía, en el seno de una familia pobre. Tras diplomarse en derecho, dirigió una sección local del HD (asociación turca que lucha por los derechos Humanos) antes de incursionar en política.

Telegénico, erudito y carismático, Selahattin Demirtas tuvo un ascenso político fulgurante. Mientras que el DHP participaba en sus primeras elecciones locales en 2014, él era una figura apreciada por los simpatizantes de izquierda, por los liberales y por los opositores al presidente Erdogan, quienes participaban en el movimiento de protesta de Gezi en 2013. Algunos meses más tarde, “Selo” despertaba sorpresa, quedando en tercer lugar en las presidenciales de 2014. Su mensaje había seducido más que a la comunidad kurda, sobre todo a los laicos, a las feministas y a los defensores de los derechos de los homosexuales.

A pesar de los frecuentes llamados para su liberación, entre los cuales uno fue emitido por el candidato del Partido republicano popular (CHP), Muharrem Ince, Selahattin Demirtas sigue estando tras los barrotes, desde donde trina con ironía acerca de los sondeos que organiza en su célula y que lo posicionan como vencedor del escrutinio.

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Dogu Perincek

El hombre de Moscú aliado con Erdogan

Edad: 76 años
Partido: Vatan (Partido de la patria)
Tendencia política: extrema izquierda, ultranacionalista
Alianza para las legislativas: ninguna
Programa: lucha contra el terrorismo (en particular contra el PKK), retiro de Turquía de la OTAN, mejorar las relaciones bilaterales con Moscú y Damasco

Pocas personas encarnan el maquiavelismo de la política turca como el veterano de extrema izquierda y jefe del Partido de la patria. Abogado de formación, Dogu Perineck es una figura familiar en Turquía, aunque sea completamente desconocido por fuera de las fronteras del país. Ha dado de qué hablar solo una vez a nivel internacional, en 2007, cuando fue condenado por un tribunal suizo por discriminación racial, tras haber negado públicamente la existencia del genocidio armenio de 1915. Una condena que luego fue anulada por la Corte europea de los derechos Humanos en Estrasburgo, en nombre de la libertad de expresión.

Comunista de la vieja guardia, Dogu Perincek es completamente anti-norteamericano, pro-ruso, anti-islamista, anti-kurdo y un nacionalista ferviente. Se convirtió en el enemigo natural de Erdogan entre 2008 y 2015, cuando el líder del AKP empezaba a echarle mano, poco a poco, a las ramas del poder en Turquía. Arrestado en 2013, fue condenado a cadena perpetua en el marco de los juicios de Ergenekon, una serie de famosos casos contra sospechosos acusados de haber tratado de favorecer un golpe de Estado militar contra Recep Tayyip Erdogan, en ese entonces Primer ministro.

GAbsuelto, luego liberado, Dogu Perincek entra en las filas. Tras las purgas que le siguieron al golpe de Estado fallido el 15 de julio, anuncia la constitución de un “frente patriótico común” con los “conservadores religiosos”.

El líder de extrema izquierda y el presidente actual comparten una agenda común que incluye continuar la represión contra el PKK y el acercamiento entre el ejército turco y Rusia. Durante la campaña, Dogu Perincek estableció que algunos de sus propósitos incluían querer retirar al país de la OTAN, invitar al presidente sirio Bashar al-Assad a Ankara y reforzar los lazos bilaterales con Venezuela.

Sin embargo, las encuestas de opinión indican invariablemente que el candidato pro-Moscú obtendría menos del 1% de los votos, lo que hace de él un actor marginal en la carrera presidencial.

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Temel Karamollaoglu

Dividir el voto islámico y unirse con los laicos

Edad: 77 años
Partido: Saadet Partisi, SP (Partido de la felicidad)
Tendencia política: islamista
Alianza para las legislativas: Alianza de la Nación
Programa: restaurar el antiguo sistema parlamentario, reforzar el cuerpo legislativo y la independencia del magistrado

La popularidad del pequeño movimiento islamista, el Partido de la felicidad, finalmente despegó en 2016, cuando Temel Karamollaoglu fue elegido como jefe del partido. Ingeniero emérito, diplomado de la universidad de Manchester, militó en el seno de organizaciones estudiantiles turcas en Gran Bretaña desde los años 60.

Nacido en Kahramanmaras, en el sudeste turco, su vocación política nació entre los rangos del Partido de la virtud, un movimiento islamista disuelto en 2001 y cuyos seguidores se dividieron entre el Partido de la felicidad y el AKP, mucho más popular.

A pesar de que Temel Karamollaoglu es un islamista como Recep Tayyip Erdogan, el antiguo parlamentario de 77 años es un detractor de la política del presidente. Una postura que hace de él una opción de cambio para los musulmanes devotos decepcionados del AKP.

Tradicionalmente, su partido defiende las posiciones islamistas y anti-norteamericanas, teniendo como objetivo principal la política de Washington en las zonas a mayoría musulmana como los territorios palestinos, Afganistán e Irak. Pero durante la campaña presidencial, Temel Karamollaoglu prefirió insistir sobre su oposición a la deriva autocrática del presidente Erdogan.

Sin embargo, este último trató de atraer a Temel Karamollaoglu al centro de una alianza antes de las elecciones. Pero el líder islamista rechazó la oferta, prefiriendo unirse a la Alianza de la Nación que incluye al CHP, aunque sea completamente laico.

Garantizar la independencia de la justicia es una de las principales promesas del programa de Temel Karamollaoglu, quien llegó hasta el punto de denunciar la represión de Ergodan contra la oposición y de hacer un llamado por la liberación del candidato kurdo Selahattin Demirtas.

El candidato del Partido de la felicidad no debería superar la primera ronda de las presidenciales. Las encuestas de opinión indican que obtendrá entre 1 y 3% de los votos, lo cual lo sitúa de todas maneras en una posición potencialmente prometedora. Podría aceptar tener un puesto importante en el ministerio si la oposición logra vencer a Recep Tayyip Erdogan.