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Un mes y medio tras la muerte de Béji Caïd Essebsi, Túnez se prepara para escoger un presidente por segunda vez desde la revolución de 2011. El 15 de septiembre alrededor de siete millones de tunecinos serán llamados a las urnas de votación para escoger un sucesor entre los 26 candidatos habilitados. Los dos candidatos que encabecen la primera votación se enfrentarán durante una segunda vuelta, cuya fecha aún está por definir. Esta elección debe permitirle a Túnez continuar con su frágil proceso democrático, el cual se ha mantenido a pesar de una difícil situación económica y social y de una seguridad hace tiempo en deterioro. France 24 hace un balance de los distintos desafíos de este escrutinio fundamental para el futuro de la cuna de la Primavera Árabe.





Texto: Romain HOUEIX / France 24
Fotografía: AFP
Edición: Assiya HAMZA
Secretaría de redacción: Sabrina HAESSLER
Gráficos y desarrollo: Estudio gráfico, France Médias Monde
Jefe de redacción: Ghassan BASILE
Dirección de la redacción: Nabil AOUADI, Vanessa BURGGRAF

Publicación: 04/09/2019

Todos los derechos reservados © Septiembre 2019

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EL ESCRUTINIO

Veintiséis candidatos

Aunque inicialmente había más de 97 candidatos, la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE) solo aprobó 26, esencialmente miembros de la sociedad civil. Cada candidato debía disponer del padrinazgo de 10 diputados, 40 alcaldes o 10.000 votantes inscritos, en al menos 10 circunscripciones, al igual que de garantías financieras para ser validados por la autoridad electoral, es decir, depositar una fianza de 10.000 dinares, equivalente a unos 3.300 dólares.

Dos mujeres

Solo dos mujeres fueron seleccionadas para la primera vuelta de las elecciones. Por un lado, la exministra de Turismo y exdirectora del gabinete del presidente Essebsi, Salma Elloumi Rekik, actualmente presidenta del partido Al Amal. Por el otro, Abir Moussi, abogada nostálgica por el régimen del dictador caído Zine el-Abidine Ben Ali y presidenta del Partido Destourian Libre.

Debate político

Por primera vez en su historia, Túnez realizará tres debates televisados de unas 2h30 con los 26 candidatos. Serán organizados por la cadena de televisión nacional ‘Wataniya’, la Máxima Autoridad Audiovisual (HAICA), la Comisión Electoral Tunecina (ISIE) y la ONG Munathara, con el objetivo de promover la democracia. Estos debates tendrán lugar durante los últimos tres días de campaña: 7, 8 y 9 de septiembre. Cada candidato hablará en directo y dispondrá del mismo tiempo de palabra.

Elecciones legislativas

Las elecciones legislativas serán el 6 de octubre, justo después de la primera vuelta de las presidenciales, una novedad desde la revolución. Esta reconfiguración podría provocar un movimiento a favor de los partidos de dos finalistas de las presidenciales y por consecuente una presidencialización del régimen.

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LOS DESAFÍOS POLÍTICOS

Consolidar la democracia tunecina

Las elecciones del 15 de septiembre -segundo sufragio presidencial desde la revolución- serán minuciosamente examinadas. Tras la muerte del presidente en el poder, Túnez superó sin dificultades su primera prueba democrática con la investidura de Mohamed Ennaceur, presidente de la Asamblea representativa del pueblo, como presidente interino para asegurar la continuidad del Estado. El viejo compañero de ruta del presidente Essebsi hizo todo lo posible por organizar las elecciones presidenciales y legislativas a pesar de un calendario ajustado. Además, se comprometió a que un nuevo presidente electo se instale en Cartago en máximo 90 días, tiempo límite para un cargo interino según la Constitución.

¿División o recomposición de la escena política?

La votación presidencial y las elecciones legislativas que le seguirán, ¿reducirán o, al contrario, agravarán la fragmentación de la escena política que se ha observado durante los últimos años? La pregunta queda abierta. Entre los 26 candidatos, el avance de las posturas en contra del sistema da cuenta del cansancio que existe ante los dos partidos establecidos: Nidaa Tounes (modernista) y Ennahdha (de corte islamista). La perspectiva de una división podría reabrir un debate que se creía cerrado con la adopción de la Constitución en 2014. Algunos, siguiendo el ejemplo del antiguo ministro de Defensa y candidato Abdelkrim Zbidi, exigen una represidencialización del régimen para evitar enfrentarse con una Túnez ingobernable.

El lugar de los islamistas

Excluidos de la vida política bajo las presidencias de Bourguiba y luego de Ben Ali, los islamistas regresaron tras las revolución de 2011. Durante las elecciones de 2014, Béji Caïd Essebsi sorprendió al adoptar una política de consenso tendiéndole la mano a la formación islamista Ennahdha (Renacimiento). Aunque la alianza entre los dos hermanos enemigos terminó por desmoronarse, Ennahdha inició una labor para modificar su imagen, en particular decretando la separación entre las esferas de lo religioso y lo político durante su congreso de 2016. Además, se despojó de la etiqueta “islamista”, prefiriendo la de “demócrata musulman”. En las próximas votaciones, Ennahdha espera obtener las tres esferas del poder: Cartago (la presidencia de la República), la Kasbah (Primer ministro) y el Bardo (presidencia de la Asamblea Nacional).

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LOS DESAFÍOS ECONÓMICOS

Una tasa de desempleo elevada

La reducción del desempleo será una de las grandes misiones del futuro presidente. En 2018, se elevó al 15,3% de la población activa, una cifra prácticamente estable desde 2013. Por su parte, la tasa de desempleo de los graduados de educación superior se disparó, alcanzando el 29,7 %, favoreciendo la fuga de cerebros.

Una inflación por regular

En julio de 2019, la tasa de inflación era del 6,5 %, una cifra alta según la tradición de los últimos años. Combinada con la congelación de los salarios, sobre todo en los cargos públicos, el coctel fue explosivo y dio pie para frecuentes manifestaciones en contra del costo de vida.

Una economía convaleciente

En 2016, ante la degradación económica del país, Béji Caïd Essebsi se vio obligado a pedirle ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente obtuvo 2,9 mil millones de dólares de ayudas para un rango de cuatro años, prometiendo mejorar las finanzas públicas. Pero los turistas empezaron a ignorar el país, afectado por una serie de atentados como el del museo del Bardo en Túnez el 18 de marzo de 2015 y el de Port el-Kantaoui, cerca de Sousse, el 26 de junio. Rápidamente, el dinar tunecino perdió valor (cerca del 50 %). El único punto positivo fue que esta desvalorización reactivó las exportaciones, permitiendo que la economía regresara a una tasa de crecimiento de aproximadamente 2,5 %.

Monopolio y clientelismo

Según varios expertos, estos son dos de los principales males que paralizan la economía tunecina. En 2017, un informe del International Crisis Group lo advertía y hacía un llamado por “reducir la influencia de las redes clientelistas y limitar la corrupción”. En una entrevista para ‘Le Monde’ en julio de 2019, el embajador de la Unión Europea (EU) en Túnez, Patrice Bergamini, no dejaba de repetirlo: “Si debemos ayudar la transición económica, forzarla, empujarla, es porque hay acuerdos, monopolios. Algunos grupos familiares no están interesados en que jóvenes funcionarios tunecinos se expresen y se abran paso”.

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LOS DESAFÍOS DE SEGURIDAD

Atentados

A lo largo de la Presidencia de Béji Caïd Essebsi, Túnez estuvo de luto por causa de los atentados terroristas. El 18 de marzo de 2015, el atentado en el Museo del Bardo en Túnez, reconocido por primera vez por la organización Estado Islámico, dejó 22 muertos entre los cuales había 21 turistas extranjeros. El 26 de junio, 28 turistas extranjeros murieron durante un ataque en un hotel en Port el-Kataoui, cerca de Sousse. A pesar del estado de emergencia, extendido hasta el 31 de diciembre de 2019, el fantasma del terrorismo sigue ahuyentando a los viajeros. Mientras se inauguraba de manera oficial la campaña para las presidenciales, el 2 de septiembre se les recordaba a los tunecinos los problemas de seguridad: un miembro de la Guardia Nacional falleció cerca de la frontera argelina en un tiroteo, durante el cual tres yihadistas también perdieron la vida.

Conflicto libio

El conflicto en Libia, vecina del país, es una de las primeras fuentes de preocupación de las autoridades tunecinas, según el Ministerio francés de Asuntos Extranjeros. Esta crisis favorece el asentamiento de focos yihadistas en el oriente del territorio. Túnez adopta una posición de estricta neutralidad, aunque sigue respaldando al Gobierno de Acuerdo Nacional de Trípoli. De igual manera, Túnez rechaza toda perspectiva de intervención militar extranjera. No queda más que vigilar de cerca esta situación, pues Libia ha sido desde hace mucho tiempo su principal salida económica.

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LOS TEMAS SOCIALES

Los derechos de las mujeres

En el mundo árabe-musulmán, Túnez siempre se ha distinguido por el lugar que les otorga a las mujeres. Algunos incluso hablan de una “excepción tunecina”. Recién electo, Habib Bourgiba promulgó un Código de Estatuto Personal (CSP). Adoptado el 13 de agosto de 1956, este texto suprime la poligamia, autoriza el divorcio e impone el mutuo consentimiento para el matrimonio.

Béji Caïd Essebsi siguió los pasos de Bourguiba, a quien admiraba y junto al cual trabajó. Al presidente Essebsi le gustaba decir que había sido elegido “gracias a las mujeres”. Durante su mandato, estableció una política abiertamente progresista en materia de derechos para las mujeres. El 26 de julio de 2017, el Parlamento adoptó una ley considerada histórica, para combatir las violencias contra las mujeres. Además, el presidente anuló una circular que impedía el matrimonio entre tunecinos musulmanes y no-musulmanes. Había otra medida importante para el antiguo jefe de Estado: la igualdad ante la herencia. Pero este último texto, aunque fue presentado en febrero de 2019, aún no ha sido examinado por la Asamblea Nacional. Sin embargo, para las asociaciones feministas, sigue habiendo muchos combates por librar, sobre todo en contra del acoso callejero y por el acceso a los derechos sexuales y reproductivos.

Derechos LGBTQ

En la cuna de la Primavera Árabe la homosexualidad sigue siendo un delito castigado por el artículo 230 del código penal tunecino con tres años de cárcel. Tan solo el 7% de la población considera las relaciones entre personas del mismo sexo como “aceptables”. La candidatura de Mounir Baatour, abogado de 48 años, defensor de los derechos LGBTIQ y abiertamente homosexual -aunque criticado por algunas asociaciones- habría podido cambiar las mentalidades. Pero fue rechazada por la autoridad electoral.

Volver a encantar a la juventud

En Túnez, los jóvenes entre 15 y 29 años representan el 30 % de la población. Pero esta generación “post-revolución”, como se le denomina con frecuencia en los medios, no vive tan bien. Entre el alto costo de la vida, el desempleo y el estancamiento político, Túnez es el segundo país más “deprimido” de la zona del Medio-Oriente y África del Norte, según un reciente estudio anglosajón. Muchos de estos jóvenes sueñan con emigrar. Sin embargo, hay un motivo para tener esperanzas: los jóvenes entre 18 y 25 años representan el 70 % de los nuevos inscritos en las listas electorales de las próximas elecciones.