El 6 de noviembre los estadounidenses renuevan un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. También elegirán gobernadores y parlamentos locales. Además del pulso entre el Partido Republicano y el Demócrata, estos comicios son un referendo sobre la presidencia de Donald Trump. Estas son las claves para entender por qué son unas elecciones cruciales.

Estados Unidos concentra la atención del mundo. En medio de la polarización que vive el país, las elecciones de medio término definen si el Partido Republicano conserva su estrecha mayoría en el Congreso o si los demócratas logran controlar alguna de las dos cámaras. Lo que sentencia qué tanto margen de gobernabilidad tendrá el presidente Donald Trump en los siguientes dos años.

En estos comicios hay mucho en disputa. Si los demócratas obtienen el control de la Cámara de Representantes, hoy en manos de los republicanos, tendrán el poder de iniciar juicios políticos (‘impeachment’) contra Trump en casos como el ‘Russiagate’. También podrían limitar la agenda legislativa en el Congreso, bloqueando los proyectos bandera de Trump.

Este es el ABC sobre las elecciones que determinan el futuro político del país.

¿Qué son las elecciones de medio término y qué se elige?

Las votaciones del 6 de noviembre se conocen como ‘midterm’ porque se celebran en la mitad del mandato presidencial. El Congreso norteamericano es bicameral. Por un lado, el Senado elige 33 curules más 2 vacantes por la renuncia de sus titulares en Minnesota y Mississipi, es decir, 35 de 100 escaños. Por otro, la Cámara de Representantes cuenta con 435 integrantes y en estos comicios será elegida en su totalidad.

“La constitución de EE. UU. establece que toda la Cámara, los 435 escaños, se renuevan cada dos años. Además, establece que el Senado debe elegirse también cada dos años y que el término de los senadores es de seis años”, explicó Juan Carlos Hidalgo, analista del Cato Institute en Washington.

También, 36 estados votarán gobernadores y en todo el país se elegirán parlamentos locales.

¿Qué está en juego en el Congreso?

El control del Capitolio que actualmente lo dominan los republicanos (partido de Gobierno), tanto en el Senado como en la Cámara. El poder Legislativo es el encargado de poner en marcha o frenar los proyectos que quiera desarrollar el presidente o los partidos. También es la rama que ejerce control político sobre el jefe de Estado y la que tiene el poder de investigarlo activamente. De ahí la importancia de que su partido mantenga la hegemonía. La cuestión que se abre es qué posibles escenarios puedan surgir si no lo hacen.

Así está compuesto el Senado actual, estado por estado

En estas elecciones Trump se juega la posibilidad de poner en marcha algunas de sus más cuestionadas políticas en materia de migración (como el muro fronterizo con México), en salud (derogando el ‘Obamacare’) y en economía (haciendo más recortes de impuestos a las empresas), por ejemplo. Si por el contrario, los demócratas recuperan el control de alguna de las dos cámaras, un bloqueo legislativo y un juicio político serían los eventuales escenarios que le esperarían a Trump. Además podrían vetar los nombramientos que haga el presidente en la rama judicial y cargos clave del Gobierno.

Pero si todavía se piensa que los demócratas pueden conquistar el Senado y la Cámara en un regreso del péndulo, como pasó con Obama y ahora “como un castigo a los excesos de Trump (...) ese escenario ya no está tan claro. Con la división creada por la elección de Kavanaugh a la Corte Suprema parece haberse detenido ese péndulo”, señaló Muni Jensen, senior advisor de Albright Stonebridge y coautora de ‘Trump, el Triunfo del Showman’.

Todo parecía indicar que no, pero “el escándalo de Kavanaugh reanimó a los republicanos y puede ser definitivo en los resultados de los midterms. Increíblemente, terminó favoreciéndolos”, destacó la experta.

Por eso en estas elecciones “hay mucho en juego, ya que se determina si EE. UU. tiene un sistema político con contrapesos o no”, explicó Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento Diálogo Americano.

¿Qué pasaría si los republicanos mantienen su mayoría en el Senado?

En la Cámara Alta, los republicanos tienen una leve pero determinante ventaja frente a los demócratas y las proyecciones sugieren que podría mantener el control aquí. Actualmente el partido de gobierno cuenta con 51 escaños frente a 47 de los demócratas, sin contar las 2 curules de movimientos independientes que por lo general suelen votar con los demócratas, es decir, en el Senado las fuerzas están: 51 - 49.

Pero aquí vienen los cálculos: son 35 los asientos que se eligen. Los demócratas están en desventaja porque deben defender 26 escaños y tendrían que conquistar estados republicanos como Nevada, Arizona o Tennessee, mientras que los republicanos solo tienen que proteger 9.

Hidalgo explicó que “los republicanos han sido muy hábiles en vender la narrativa de que la mayoría, principalmente en el Senado, está en juego. Y de eso depende la posibilidad también de poner más magistrados en la Corte Suprema, pues ante la parálisis crónica del Congreso este tribunal es el órgano que se está convirtiendo en el árbitro de última instancia en muchos temas polémicos”, como la migración, el aborto, la regulación en materia de salud o la legalización de la marihuana.

Si continúan con la mayoría en el Senado aumentaría su capacidad para enviar nuevos proyectos de ley al despacho oval. También tendrían más posibilidades de derogar leyes cruciales y podrían reducir de nuevo los impuestos a las empresas y a los más ricos. Mantener el control también en la Cámara de Representantes configuraría un gran triunfo para los oficialistas pues su poder sería mucho mayor. Además podrían nominar más jueces al Tribunal Supremo, que es cada vez más conservador. Pero aquí el asunto no es tan sencillo.

¿Y si los demócratas logran controlar la Cámara?

De los 435 escaños que se renuevan por completo, actualmente los republicanos cuentan con 241 curules y los demócratas con 194. Para que los demócratas puedan obtener la mayoría que son 218 escaños, deben arrebatar a los republicanos 24.

Los demócratas han decidido estratégicamente apostarle a territorios donde ganó Hillary Clinton en las presidenciales de 2016. Estados como California o Nueva York son cruciales para ellos.

Si la ‘ola azul’ de los demócratas gana en Cámara o en Senado, el resultado sería parecido: habría una parálisis en términos legislativos y tendrían poder de citación para investigar a la Administración Trump más activamente. También podrían frenar nombramientos del presidente en el Tribunal Supremo de Justicia como pudo haber ocurrido con Kavanaugh si hubieran tenido la mayoría en ese momento. Quizás lo más sensible es que podrían iniciar un ‘impeachment’ contra Trump, por ejemplo, por el ‘russiagate’, un escándalo que ha perseguido al jefe de la Casa Blanca desde el inicio de su mandato.

“Existe la posibilidad de que si el fiscal especial Robert Muller encuentra algún tema que implique directamente a Trump con una conspiración con el Gobierno ruso para afectar las elecciones de 2016, esto termine siendo dirimido por el Congreso, que, controlado por los demócratas, podría iniciar procesos para hacerle un juicio político a Trump”, aseguró Hidalgo.

Sin embargo, “los demócratas se están mostrando débiles, carentes de mensaje y de líderes. Hay una población enojada, activa y movilizada que no tiene quién los represente en el Partido Demócrata. Eso los hace más vulnerables para perder ambas Cámaras”, apuntó Jensen.

¿Por qué hay que prestar atención a la elección de gobernadores?

De 36 gobernaciones en disputa, actualmente 26 son ocupadas por los republicanos, 9 por los demócratas y una por un independiente. Que los republicanos casi cuadrupliquen a los demócratas se debe al hecho de que ese partido “fue diezmado en las elecciones de medio periodo de 2010 y sufrió pérdidas importantísimas a nivel estatal”, señaló Hidalgo.

A nivel local, estas elecciones son relevantes porque los gobernadores son los que controlan el presupuesto de sus territorios, nombran funcionarios, incluidos jueces estatales y también pueden influir en las legislaciones de su estado, aún cuando eso implique tomar decisiones contrarias a las del presidente, por ejemplo a la hora de aprobar la legalización de la marihuana o la despenalización del aborto.

Algunas de las carreras electorales más importantes ocurrirán en Colorado, Nueva York, Arizona, Michigan, Texas y Florida, donde la contienda entre el excongresista republicano Ron DeSantis y el demócrata y alcalde de Tallahassee, Andrew Gillum, es una de las más reñidas. Gillum, aspira convertirse en el primer gobernador negro de ese estado.

Estas gobernaciones son importantes también porque “a fin de cuentas es a nivel estatal donde salen muchos políticos prometedores con aspiraciones nacionales, principalmente para la Presidencia, como pasó con Bush, Clinton o Jimmy Carter, quienes antes de llegar a la Casa Blanca fueron gobernadores", explicó Hidalgo.

¿Quiénes podrían hacer historia en estas elecciones?

De ganar, estas cuatro candidatas podrían romper los paradigmas culturales y sociales que han acompañado la política estadounidense desde sus inicios, con el predominio del hombre blanco en puestos representativos.

Alexandria Ocasio-Cortez

A ellas se suma Alexandria Ocasio-Cortez, una latina que con 29 años está en camino a ser la mujer más joven en llegar al Capitolio estadounidense por Nueva York, también por el partido demócrata. Como nueva cara del movimiento, tiene la esperanza de representar a la comunidad latina y joven que predomina en su Estado.

Rashida Tlaib

Esto se haría realidad con Rashida Tlaib, quien podría convertirse en la primera mujer musulmana en llegar al Congreso por el distrito de Míchigan con la bandera demócrata. El Capitolio en términos religiosos está dominado en cerca de un 94% por cristianos y católicos según datos del Pew Research Center.

Stacey Abrams

Por el mismo partido, Stacey Abrams, de 44 años, podría ser la primera gobernadora negra de la nación en la carrera por Georgia, a pesar de las críticas del presidente Trump a quien ha tildado de “poco calificada” para dirigir ese Estado.

Christine Hallquist

En este inédito recorrido también aparece Christine Hallquist, quien podría volverse la primera transgénero en ser gobernadora de un estado de EE.UU. Compite por Vermont bajo el ala demócrata, abriendo el camino para que más ciudadanos como ella puedan aplicar a cargos públicos en un país donde el 0,7 % de la población es trans.

“Es un momento político excepcional, sin precedentes en la historia moderna de los EE. UU.”, expresó. Y lo es, por los elementos que están en juego con Trump como presidente. “Serán la muestra de qué tanto poder tiene el presidente (Trump), ya no individualmente, sino como cabeza y líder del Partido Republicano”, aseguró Jensen.

Hasta la fecha el mandatario ha endurecido su retórica antiinmigrante, ha celebrado más de 20 mítines y ha destinado 20 millones de dólares para estas elecciones. Trump hace campaña como si su nombre estuviera en la papeleta.